Es habitual que los padres alaben el dulce olor de su pequeño paquete de alegría, pero hay veces en que un bebé simplemente apesta. ¿Qué hacer si el sobaco de tu bebé huele mal en lugar de ser celestial?
Cuando las axilas del bebé huelen mal, la mayoría de las veces se debe a una mala higiene, pero también puede deberse a la dieta de la madre lactante, a la dieta del bebé o a una erupción cutánea que se ha desarrollado con el tiempo. Practica una buena higiene limpiando a fondo durante el baño, secando completamente la piel del bebé y manteniendo la piel hidratada con una loción segura y natural.
Sigue leyendo para saber cómo interpretar los olores que salen de las axilas de tu pequeño, y qué puedes hacer para que tu bebé siga oliendo bien.
¿Por qué huelen las axilas del bebé?
El olor corporal natural suele aparecer alrededor de la pubertad, normalmente entre los 9 y los 14 años para los niños, y entre los 8 y los 13 años para las niñas. Pero si tu hijo de un año empieza de repente a mostrar unas axilas apestosas, es justo que te preocupes.
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El olor de las axilas en los niños pequeños y los bebés suele ser resultado del entorno del niño, más que de procesos biológicos. Es posible que el olor desagradable de tu bebé proceda de algún tipo de enfermedad, pero las enfermedades metabólicas que provocan olores desagradables, como la Trimetilaminuria (síndrome del olor a pescado), son extremadamente raras.
Identificar el olor que sale de las fosas de tu bebé puede ayudarte a determinar cuál es su causa y si debes preocuparte o no.
Queso
Si tu bebé huele de repente a queso, probablemente se trate de un problema de higiene más que de algo biológico. A los bebés con esos rollos de grasa tan bonitos se les puede acumular la leche y los escupitajos entre los pliegues de la piel.
La mezcla de leche roza entre los pliegues de la piel de tu bebé, y todo ese calor y fricción pueden causar enrojecimiento, irritación y un desagradable olor a queso.
Esta afección se conoce como «cuello de leche», pero en realidad puede producirse en cualquier parte del cuerpo, incluida la axila. El cuello de leche puede causar rápidamente una hemorragia, o incluso provocar una infección por hongos, por lo que querrás tratar el problema inmediatamente.
La clave para vencer el olor a queso es bastante sencilla:
- Practica una buena higiene: la leche puede permanecer oculta entre los pliegues de la piel de tu bebé, incluso después de un rápido baño o limpieza. Si notas un olor a queso, presta especial atención a los pliegues de la piel de tu bebé mientras lo bañas. También deberás procurar bañarlo a fondo al menos una vez al día hasta que desaparezca el mal olor. Si no tienes tiempo para bañar a tu pequeño a diario, utiliza una toallita para bebés para eliminar cualquier mancha de leche o saliva oculta.
- Mantente seco: las axilas con olor a queso se nutren de la humedad que puede desarrollarse entre los pliegues de la piel de tu bebé. Asegúrate de que la piel de tu bebé esté lo más seca posible después del baño, e invierte en ropa holgada que no retenga la humedad en esas zonas.
- Sé proactivo: Es más fácil prevenir las espinillas que deshacerse de ellas. Incluso si sólo has notado un tufillo a queso procedente de tu bebé, aprovecha la oportunidad para redoblar la higiene de tu bebé. El cuidado preventivo mantendrá a tu bebé más feliz y con un olor fresco y limpio.
Cebollas
Si las axilas de tu bebé huelen a cebolla, el culpable más probable podría ser la dieta de la madre. Las madres que amamantan probablemente sepan que los alimentos que comen pueden cambiar la composición de su leche materna.
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Algunos tipos de alimentos pueden provocar un olor a cebolla en la leche materna, que luego se transmite al bebé. Si notas que tu leche materna y/o tu bebé huelen a cebolla, prueba a eliminar estos alimentos de tu dieta, y comprueba si eso ayuda:
- Cebollas (¡esta es una obviedad!)
- Ajo
- Alholva
- Café descafeinado
A veces, el olor a cebolla puede no provenir de lo que come tu bebé. Aunque es raro, es posible que los bebés presenten bromhidrosis, o exceso de olor corporal. La bromhidrosis es una enfermedad que se da en las familias, así que si tienes antecedentes familiares de olor corporal crónico, tu bebé podría padecerlo también.
Por suerte, el olor corporal es tratable, aunque deberás tener cuidado al utilizar cualquier tratamiento con un bebé pequeño.
En primer lugar, deberás consultar a tu médico para comprobar si tu bebé tiene realmente bromhidrosis. Recuerda que esta enfermedad es muy rara, y es mucho más probable que los factores ambientales sean la causa de las axilas apestosas de tu bebé. Si tu pequeño tiene un problema de olor corporal, puedes hacer hincapié en la higiene, mantener a tu bebé seco e incluso buscar algún desodorante para bebés.
Agrio
Cualquier olor agrio que provenga de las axilas de tu bebé probablemente esté causado por una falta de higiene adecuada. Más que el olor a queso que puede ser causado por la leche atrapada, las axilas agrias son probablemente causadas por la suciedad y el sudor atrapados en la zona de las axilas. Por suerte, este olor tan particular tiene una cura sencilla:
- Baña a tu bebé con regularidad, y presta especial atención a la zona de las axilas.
- Utiliza champús para bebés y un paño suave para eliminar la suciedad y el polvo. Incluso los bebés pequeños pueden recoger cantidades desagradables de suciedad; después de todo, gatean por el suelo.
- Seca a tu bebé con palmaditas después del baño, y utiliza una crema hidratante apta para bebés para mantener su piel sana.
- Mantén a tu bebé con ropa seca y limpia. Si regurgita o tiene un chorro, cámbiale de ropa inmediatamente.
- Intenta colocar a tu bebé sobre una manta limpia para que esté boca abajo, en lugar de hacerlo directamente sobre el suelo sucio. Mantén la trona, la mochila y otros juguetes de tu hijo limpios y sin suciedad.
Moho
El olor a moho que desprende tu bebé está probablemente causado por la fenilcetonuria, también llamada PKU. Se trata de un trastorno metabólico que afecta a la capacidad del organismo para procesar el aminoácido fenilalanina. Este aminoácido concreto se encuentra en la mayoría de los alimentos ricos en proteínas que comemos (frutos secos, judías, huevos, lácteos, carne, etc.).
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Si una persona no puede procesar la fenilalanina, el aminoácido puede acumularse en el cuerpo y causar problemas de salud. Es probable que un bebé con fenilcetonuria tenga un olor a humedad que emana de su sudor y/o de su orina, además de otros síntomas.
Estos síntomas no suelen aparecer hasta que el bebé tiene tres meses de edad, y algunos bebés sólo muestran síntomas cuando empiezan a comer alimentos sólidos. Además del olor a humedad, un bebé con PKU puede tener:
- Piel, ojos o pelo pálidos (debido a la falta de melanina)
- Irritabilidad y nerviosismo
- Erupciones o eczemas
- Vómitos crónicos
- Debilidad o letargo
Si tu bebé ha nacido en España, le han hecho la prueba de la fenilcetonuria antes de salir del hospital. La prueba del talón es obligatoria por ley, y el médico te notificará inmediatamente si tu hijo tiene PKU.
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Si tu hijo ha dado negativo en la prueba de la fenilcetonuria y sigue emitiendo un olor a humedad, consulta a tu médico. Podrá determinar qué puede estar causando el olor y recomendar alguna opción de tratamiento.
La axila del bebé está roja y huele mal
Si la axila de tu bebé huele mal y está enrojecida, es probable que se trate de un sarpullido. Hay varios tipos de sarpullidos que pueden afectar a tu bebé, como el eritema tóxico, la cándida, el eczema, la dermatitis de contacto y el sarpullido por calor.
Intenta mantener la zona roja limpia y seca, y si la erupción persiste durante más de 24 horas, consulta a tu médico. Podrá determinar el tipo de sarpullido y recomendar opciones de tratamiento.
Cómo tratar la erupción en la axila de un bebé
- La mayoría de las erupciones en las axilas pueden tratarse del mismo modo:
- Limpia suavemente la erupción con agua fría o ligeramente caliente.
- Evita los baños frecuentes o el fregado vigoroso, ya que puede dañar la piel.
- Utiliza una crema hidratante suave y natural.
- Mantén el sarpullido ligeramente cubierto y evita la ropa ajustada o que roce.
Si la erupción parece especialmente molesta o no desaparece, consulta con tu médico. Puede que te recomiende algunos medicamentos que pueden ayudar.
¿Qué ocurre con las aftas en la axila del bebé?
La candidiasis bucal es un tipo particular de sarpullido que requiere un tratamiento farmacológico. La candidiasis está causada por un tipo de hongo llamado Candida, que es el mismo tipo de hongo que causa las infecciones vaginales por hongos, la dermatitis del pañal y el pie de atleta. Si la erupción en la axila de tu bebé se niega a desaparecer, un médico puede echar un vistazo y determinar si la erupción es realmente una candidiasis.
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Si tu bebé desarrolla aftas en la axila, el médico puede recetarle un antifúngico para tratar la zona. La erupción cutánea suele tratarse con un spray, una pomada o una crema antimicótica. Tu médico podrá recomendarte un medicamento que sea seguro para tu bebé. El tratamiento puede durar hasta dos semanas.
Queso en las axilas del bebé (materia blanca)
Si ya has leído la sección de este artículo que trata de las axilas con olor a queso, entonces sabes que la leche y la saliva pueden quedar atrapadas entre la piel y los pliegues de grasa del bebé. Aunque el olor a queso es bastante poco apetecible, a veces la leche atrapada puede volverse tan espesa que verás un residuo blanco de aspecto quesoso entre los pliegues.
Este «queso de axila» puede oler fatal e irritar la sensible piel de las axilas de tu bebé. Deberás seguir los mismos pasos recomendados anteriormente para mantener la piel de tu pequeño limpia y seca:
- Bañar o limpiar la zona afectada a diario. Sé suave, ya que la piel puede estar irritada y en carne viva.
- Mantén secas las axilas limpias de tu bebé poniéndole ropa suelta que no le roce. Puedes utilizar una crema hidratante natural para ayudar a proteger la piel dañada.
- Sé proactivo y no dejes que se acumule el mal olor en primer lugar.
¿Las axilas malolientes del bebé son motivo de preocupación?
Aunque un poco de olor no es un gran problema, hay veces que querrás consultar con un médico de inmediato:
- Olor a humedad. Si tu bebé huele a humedad y da positivo en la prueba de la fenilcetonuria, será necesario que un médico intervenga en el tratamiento. La fenilcetonuria no tratada puede causar importantes problemas de salud y desarrollo.
- Si las axilas malolientes de tu bebé parecen en carne viva o sangran, acude al médico. Podrá recomendar medicamentos que ayuden a curar la piel y a atajar el olor.
- Un sarpullido que no desaparece tras uno o dos días de tratamiento casero debe ser examinado por un médico. Puede tratarse de cándida (aftas), en cuyo caso necesitará una crema antifúngica para que desaparezca por completo.
- Si tu bebé sigue oliendo mal y nada parece ayudar, nunca es mala idea consultar al pediatra. Puede echar un vistazo a cualquier otro síntoma y averiguar la causa del olor.
- Otros síntomas. Como siempre, acude al médico si hay algún síntoma adicional y preocupante que acompañe a la erupción. La deshidratación, la falta de energía o la irritación de la piel deben ser revisadas por un profesional.
Cómo limpiar las axilas del bebé para eliminar el olor
- Una vez al día, limpia suavemente las axilas de tu bebé con agua fría o ligeramente caliente (puedes hacerlo durante el baño). Utiliza una toallita suave para eliminar cualquier material acumulado entre los pliegues de la piel de tu bebé.
- Seca a tu bebé con una toalla suave y dando suaves palmaditas. Frotar con la toalla puede irritar la piel sensible.
- Utiliza una crema hidratante natural. Si tu médico te ha dado el visto bueno, también puedes aplicar un desodorante adecuado para niños.
- Ponle a tu bebé ropa suelta de algodón que le ayude a expulsar la humedad de sus axilas.
¿Con qué frecuencia debes bañar a tu bebé?
Procura no bañar a tu bebé más de una vez al día. Un baño extra puede resecar la piel y causar irritación o eczema. Los expertos recomiendan bañar a los recién nacidos sólo una o dos veces por semana.
Céntrate en la calidad más que en la cantidad: un baño completo a la semana puede ser más beneficioso que un chapuzón rápido cada noche.